lunes, agosto 31

Cualquiera puede leer un libro desde internet, no pagás un peso y, es más, si tenés notebook o alguna de esas cosas podes leer cómoda desde la cama. Sin embargo, preferí dedicarme un tiempito en buscar en las casas de mis abuelos, si habrán libros ahí... Entre vueltas y vueltas encontré varios. Olor a viejo, hojas gastadas, pero en fin parecían ser interesantes. En fin, me terminé llevando alguno que otro. Al pasar el tiempo, si, el tiempo, ya que soy de tardar cuando leo libros.. en fin, cuando terminé de leerlo, me di cuenta de la diferencia que encontrás al leer un libro usado que uno nuevo.
Un libro usado cuenta dos historias. Una, la que leemos, la que está escrita con letras y palabras por el autor; y otra, la de quien lo tuvo antes de nosotros. Esa hoja marcada en la esquina porque fue doblada para no perder por donde se leía, ese círculo sombreado que cuenta mucho más que una lágrima. El manchón de tinta, alguna que otra frase subrayada, sensaciones, cosas que a la persona le interesó más que otras en ese momento que vivía. Todo, todo eso; vale, sin duda, mucho más que cualquier cosa.

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